<<Tarde o temprano algo malo va a suceder>>, decía mi madre, << y cuando pase quiero tenerte cerca>>.”
Distancia de rescate, Samanta Schweblin.

                ¿A qué distancia de los argentinos estará Samanta Schweblin, una escritora cada vez más internacional, más acoplada a los circuitos de institucionalización literaria tras haber acumulado los premios del Fondo Nacional de las Artes, Casa de las Américas, Juan Rulfo de Francia y ahora integrar la lista corta de candidatos al Booker Prize 2017 por su primera novela, Distancia de rescate (2017)? ¿A qué distancia estará esa mujer a la que distintas becas ayudaron a residir en México, Italia, China y Alemania, de aquella niña de Hurlingham a la que su abuelo paterno, el grabador Alfredo De Vicenzo, inició en las mañas del artista para poder sobrevivir sin dinero, enseñándole a manotear relojitos de la feria de la Plaza Dorrego o a viajar sin pagar pasaje? Difícil poder saberlo con certeza, más cuando se trata de una escritora recién de treinta y nueve años, elegida por la revista GRANTA como una de las mejores narradoras jóvenes en español y con un futuro más que promisorio. Seguro más difícil que medir otra clase de distancia, la que le da título a su novela y señala el trecho variable que separa a una madre de poder salvar a su hijo de cualquier peligro.

                Distancia de rescate tiene como escenario al campo argentino, alguna localidad del interior a la que Amanda ha ido a pasar sus vacaciones en compañía de su pequeña y entrañable hija Nina. Allí entabla amistad con Carla, una lugareña que lentamente irá soltándole la escalofriante historia de cómo su hijo David ha dejado de ser quien era, a causa de un accidente impensado. Lo que ha fallado entre Carla y David es la distancia de rescate, un instante en el que ese hilo invisible que une a cada madre con su progenie se ha alargado más de lo debido, un descuido en el que Carla pierde de vista al niño y este toma agua de un riachuelo contaminado. Con una prosa escueta, prescindente de adjetivaciones en demasía, la autora nos va arrinconando contra los vértices del terror rural moderno, moldeado por agrotóxicos, malformaciones, cultivos transgénicos y tierras resecas. Los contornos de la realidad empiezan a esfumarse, el tiempo de gestación de las enfermedades se acorta (a lo largo de todo el relato lo que escasea es el tiempo), y se configura un espacio agreste del que es imposible marcharse, más allá de que Amanda lo intente varias veces y no pueda hacerlo.

Samanta Schweblin- Fever Dream
La edición inglesa de «Distancia de Rescate», con el más que atendible título de «Fever Dream».

                Samanta Schweblin quizás haya escrito, para este incipiente milenio, la novela inaugural que evoque al campo como una amenaza adyacente a nosotros y a nuestros cuerpos. La autora consigue algo parecido a lo que hizo Claudia Pyñero allá por el 2007 con Las viudas de los jueves: sugerir que algunos espacios que muchos idealizan, también puede ser –y son- peligrosos. Así como en esos emplazamientos elitistas y abarrotados de seguridad que son los countries uno podía llegar a ser asesinado, el campo también mata, o mejor dicho su manipulación química lo hace.

                Ese microclima aterrador aunque no tan irreal, acuciado por niños con deformaciones físicas y silencios cómplices de los lugareños, le permite a Schweblin atender el carácter de la unión entre madres e hijas ante las amenazas que las circundan. En la práctica, los hombres están ausentes en este relato,  cada uno de ellos ocupado en sus asuntos y en sus trabajos. En esa tierra de pesadilla que parece alejada de todo, Amanda y Nina solo se tienen una a la otra.

                Con esta nouvelle de solo 124 páginas, la argentina logró colarse entre algunos apellidos de envergadura que también competirán por el Man Booker Prize, que se entrega desde 1968 y concede 50.000 libras a repartirse con el traductor al idioma inglés. Una obra para ser leída de una sentada, que no obstante nos deja una inquietante pregunta sin responder: ¿es posible para una madre continuar percibiendo la distancia de rescate inclusive cuando su hijo ya no es la persona que solía conocer?