El esposo la mira y se muerde el labio inferior, avergonzado, como diciéndole "querida no insistas más, no me hagas quedar mal frente al Subinspector Wainwright, no ves, acaso, que están por ascenderme y que mi carrera y mi imagen pública son hoy más importantes que nunca". Se trata, pues, de gestos mínimos y fugaces, que muchas veces pretenden sugerir algo distinto a lo que se dice...