En los minutos iniciales de sus primeros capítulos, las series suelen establecer su estado general de situación, mezcla sucinta de conflicto y contexto. Varios de esos episodios de prueba se titulan simplemente “Piloto”, quizás por la volatilidad de su futura concreción, o acaso por la certeza de que todavía planean sobre corrientes creativas aún desconocidas: a muchos de ellos la industria les cortará las alas y sofocará su vuelo, otros acabarán con una impronta bastante distinta al resultado final del producto global, y muy pocos hallarán desde el comienzo ese toque distintivo y perfectamente reconocible que los acompañará hasta su última entrega, los dotará de una coherencia interna imperecedera y contribuirá a cimentar sus rasgos de futuros clásicos televisivos...